29.8.06

Domingo en Purmamarca


¿Cuándo te das cuenta de que llegaste a la puna?
Cuando bajás y sentís el viento frío y seco, con gusto a tierra rosa y con olor árido.
Cuando el sol implacable te obliga a fruncir el ceño y las partículas de polvo suspendidas en la atmósfera te obligan a cerrar los ojos en cada ráfaga de viento.
Cuando respirás profundo y sentís que el aire que entra es el más puro que te acordás.
Cuando caminas despacito, arrastrando un poco los pies, por calles angostas de casas chatas de adobe bajo el cielo absolutamente azul.
Cuando de pronto te invaden los colores de los puestos de la plaza, y sentis la diferencia entre la lana de llama y la de oveja.
Cuando ves cerros de todos los colores imaginables, superpuestos, imponentes.
Cuando comés empanadas de queso y después picante de pollo y después quesillo con cayote, y no seguís porque ya no podés.