30.6.06

De museo en museo


Berlin, viernes 30 de junio 2006
La semana fue destinada a conocer berlin, asi que nos la pasamos de museo en museo y de lugar recomendado en lugar recomendado hasta agotar las energias. Tuvimos un poco de holocausto, un poco de arte clásico, otro poco de contemporáneo, un montón de consagrados como Picasso, Klee, Matisse, un montón de ruinas griegas, romanas, egipcias, babilonias, que uno no deberia en principio poder ver acá.... pero que, tratando de dejar las ideologías de lado, disfruté enormemente.
Hoy es el partido argentina-alemania acá en berlin uhhhhh!!!! asi que desde ya estoy con mi camisetita puesta y voy a ver la forma de llegar al camion de quilmes como para sentirme un poco más contenida, que momento!

A los lados del muro


Berlin, lunes 26 de junio 2006

Fuimos a lo que queda del muro de Berlin. Caminando a lo largo de la pared trataba de imaginarme como era la vida a ambos lados. Si miras para arriba no resulta tan alto, por eso me imagino que todas esas personas que intentaron pasar no sentían que era tan imposible. De solo pensar que fueron 30 anos de aislamiento me pone la piel de gallina, porque seguramente yo atrapada en ese lugar hubiera estadao todo el tiempo mirando hacia afuera, tratando de salir, pensando en todo lo que me estaba perdiendo.

Y cuando cruzas el puente (ex puesto fronterizo yanqui) y empezas a caminar al interior de la otra ciudad, realmente se nota la diferencia que hay entre berlin este y oeste. Mucho más antigua, un poco más gris, llena de negocios turcos, de gente que habla en turco sentada en la vereda, pero igualmente pintoresco y con esa onda de que hay gente comun que vive ahi, que suena con tener una vida mejor lejos de casa, o mejor dicho en su nueva casa.

27.6.06

Remen! Remen!


Berlin, domingo 25 de junio 2006
Desayuno dominguero, con ensalada de frutas, cara de sueno, té traído de la china literalmente y mermelada de frambuesas.

Karin vino a buscarnos, la propuesta? ir al club, tomar un bote (de esos que hay que remar sincronizados, vio?) y remar hasta la isla del frente, sacarse las zapas, nadar un rato, tomar solcito y volver, obviamente, remando. Mi primera experiencia remadora finalmente no fue tan catastrofica y aunque hubo más de una perdida de ritmo y de remo, finalmente llegamos a destino. La tarde fue espectacular. Volvimos con el tiempo justo para banarnos rapidamente e irnos a un casorio. Se casaban unos jovenes de unos 50 pirulos, comimos como desaforados, bailamos musica archi moderna y con los pies como empanadas nos volvimos.

26.6.06

En el pais del mundial


Berlin, domingo 25 de junio 2006
Que ciudad! como para enamorarse, quedarse y disfrutarla. Berlin me parece alucinante, amplia, moderna, luminosa, verde. Ya desde el avion nos llamo la atencion la cantidad de bosques que se veian dentro de la ciudad y en las afueras. Todo tiene un aire relajado, la gente es servicial al extremo, cosa que en absoluto nos imaginabamos y casi todo el mundo habla ingles, asi que por suerte nos hacemos entender.

Luego de algunos problemas de ubicacion finalmente logramos llegar a la estacion en que nos esperaba Robert. Obvio que no es porque yo sea despistada y salga siempre para el otro lado. El depto de nuestro amigo es muy de arquitecto, con una luz puesta en cada detalle a resaltar, plagado de objetos cool de viajes, muebles de diseno y todas esas cosas que nos gustan a los amantes de la estetica. Como llegamos nos fuimos a cenar a un resto de la esquina de su casa y comimos de lujo comida pedida por el porque no habia forma de entender la carta.

El viernes aprovechamos para dar una vuelta por la ciudad y hacer reconocimiento de terreno. Recorrimos avenidas, fuimos y volvimos en subtes y trenes, pasamos por monumentos historicos y terminamos en la puerta de Brandeburgo que es el acceso al megaparque cerrado que armaron con motivo del mundial. Cerraron una avenida y a lo largo de como 7 cuadras pusieron: dos pantallas gigantes de plasma por cuadra, stands, bares, negocios, juegos, etc. todo hasta llegar a la Columna de la Victoria. Habia un mundo de gente, shows en vivo y nos prometimos volver para ver el partido de Argentina. Cenamos con palitos en un restaurant chino con dos amigas de Robert, luego un par de copas y a dormir.

El sabado fue dia destinado al futbol, asi que tuvimos una continuada de partido de Alemania en un patio cervecero, cena tempranera y partimos con la Noe a ver el partido de Argentina en el centro. En el metro, un mexicano nos regalo una entrada para ver el partido en un estadio Adidas que construyeron para proyectar los partidos, asi que alli fuimos. Comodas, bien ubicadas, vimos el partidos en dos pantallas gigantes en medio de una muchedumbre de alemanes que gritaban me-xi-ko! me-xi-ko! los pobres fans de Argentina eramos solo unos cuantitos, pero igual nos la bancamos! Despues de dos horas de sufrimiento continuado y casi sin voz nos encaminamos a la estacion de metro mas cercana y justo cuando cruzabamos el puente que nos conectaba escuchamos reggae, jolgorio y algarabia y no nos quedo otra mas que bajar y sumarnos a la fiesta en un barcito a la vera del rio. Luego de un par de cervecitas y bailongo ya pudimos partir tranquilas.

19.6.06

La costa azul

Niza, miercoles 21 de junio 2006
La costa azul no me parecio tan linda como me esperaba. Hicimos base en Niza, en la casa de Marco, primo de Matt y desde ahi nos movimos. Marco y su novia Charlotte viven en un caos total y nos hacen acordar enormemente al Nico y la Nati.

El lunes fuimos a Monaco. Lo que me gusta de estas ciudades es que estan construidas sobre las montanas, entonces cuando llegas te encontras con una sucesion de casitas y edificios hacia arriba como un murallon, pero no violento y avasallante, sino mas bien que te contiene y te seduce. Monaco es mucho mas grande de lo que me imaginaba y la parte historica, donde esta el castillo, es un laberinto de callecitas simpaticas en una colina con vista espectacular. Algo que nos llamo la atencion es que todos son lindos, desde el policia hasta el barrendero, asi que fue un lindo deleite visual la estadia en el principado. Ah... al principe no lo vimos... ufa.

El martes toco Cannes, con tan buena fortuna que justo estaba el festival de publicidad. Asi que entramos a ver las graficas y no logre convencer al resto del equipo para ver el resto pero al menos me fui con una buena cantidad de grafica encima y deje mi mensaje de la quinta pata en el libro que van a editar. De ahi dimos unas vueltas por el puerto, que esta lleno de mega yates, veleros y barcos de todos los tipos. Estos europeos si que tienen plata eh? Sacamos nuestros boletos y nos fuimos en barquito a visitar la isla Santa Margarita donde estuvo preso el hombre de la mascara de hierro. La isla me parecio lindisima, con casitas que me hacian sentir en la peli "Divino Ned", con ese aire de lugar en donde la vida pasa tan tranquilamente que no hay tiempo de estresarse. El castillo no tenia nada de particular, icluso tenia mas pinta de fuerte militar que de otra cosa.

Hoy dormimos hasta tarde y despues de comer nos fuimos con la noe al museo de arte contemporaneo, taaaaannnn groso, obras de warhol, christo, etc, etc, etc entre otro monton de obras que decis "listo, lo vi, es solo un cuadrado negro". Despues de nuestra cuota cultural del dia nos adentramos en la parte antigua de la ciudad. De todas las cuidades que hemos visto la parte vieja es definitivamente la que me encanta. Llena de esas callecitas que nunca van en linea recta, con negocitos en los costados, mesas para dos que tientan a sentarse, ropa colgada en la cabeza de unas ventanitas minusculas, con persianas verde que se levantan en diagonal, paredes de colores, descascaradas, con bullicio y acento frances. Hicimos un merecido descanso en la playa sobre las piedras de canto rodado, porque arena no hay ni en figurita, con el mar de fondo color azul celeste; con el agua en los pies y solo en los pies porque estaba heladisima. Con las fuerzas repuestas segui por un rato largo perdiendome y encontrandome, escuchando grupos de musica porque hoy es la "Fete de la Musique" y tocan en todos lados, y me volvi por que a las 9 es el partido de Argentina.

Manana ya salimos a Berlin.

Bajo el sol de Toscana


Sabado 17 de junio 2006
Volver a Florencia despues de tanto tiempo me provoco un monton de sensaciones. El olor de la casa de Matt, la luz que entra por su cocina, el parque del frente, el Arno, la Piazza de Michelangelo de noche; el helado, la pasta, el vino del chianti; son esas cosas que uno guarda en algun lugar de la memoria y despues de un tiempo se olvida de que estan. Pero cuando resurgen, cuando volves a olerlas, sentirlas, tocarlas; te producen algo parecido a las mariposas en la panza que te obligan a disfrutar del momento. Y es lindo volver a un lugar y encontrar su gente y acordarse de los momentos vividos, Ioannis, la nonna, Sandra, Guy, Cecile; a los que se suma la gente que no conocias y que ahora tambien te gustan.

Comidas siempre abundantes, con copas que se vacian y se vuelven a llenar, con aceite de oliva italiano, con pomodori (que aca tienen otro gusto), con discusiones en todas las lenguas, mezcladas, italiano, frances, espanol, algo de griego porque no?, ingles para hacerse entender. Porque lo importante no es la lengua, lo importante son las impresiones de cada uno, las opiniones, las vivencias... y casi nadie habla espanol.

Hoy estamos en Cavriglia; el menu del dia fue asado (con cortes argentinos pedidos exclusivamente por Guy al carnicero del pueblo), en un jardin con aroma a jazmin, sumergidos en la toscana italiana. Todo el mundo deberia poder venir a la casa de Cavriglia, solo para entender de lo que hablo.

Manana, si el papa y dios nos levantan temprano; visita a "gli Uffici" y salimos para Francia.

Volviendo a la occidentalidad


Madrid, 14 de junio 2006
Madrid, muy al contrario de lo que me esperaba me parecio hermosa, llena de vida, amplia, tranquila, antigua, moderna, con todo. Aunque hay un factor que cambia mucho la forma de vivir una ciudad y es la gente que lo acompana a uno en esta aventura.
Nos quedamos en casa de Vicki y Pedro de Jujuy, asi que fue un poco como sentirse en casa. Mismos codigos, mismo idioma, misma comida y eso, creanme que despues de un mes de musulmanidad es una gran cosa.
El modo de conocer la ciudad esta vuelta fue muy diferente a los anteriores ya que, mas que trotamundos con mochila al hombro, guia y zapas comodas para caminar, caminar y caminar; nuestra visita fue mas bien azarosa, a donde alguna voluntad divina nos llevara. Casi siempre fueron bares los que nos brindaron asilo (no por nada dice Sabina que en Madrid hay mas bares que en toda Noruega). Buen vino, buenas charlas y sobre todo buena compania. Es cierto aue eramos un bandon: Noe, Gas, Matt, Pierre, Silvi, Pedro, Vicki y yo; y supongo que por eso la pasamos mas que bien juntos.
Los anfitriones fueron increibles porque, mas alla de estar invadidos por gente que casi no conocian (salvo las Pereyra) fueron super serviciales y nos mimaron y sobre todo nos aguantaron, gracias! Luego, encontrar a mi hermana en estas condiciones en el otro lado del mundo y despues de un mes de ausencia fue, como siempre un placer; y se lo agradezco a mi madre que propulso que hicieramos esto juntas. Con Matteo es mas o menos lo mismo porque es de esas personas que aunque pase mucho tiempo sin vernos el reencuentro es natural, como si el tiempo no hubiera pasado; y lo bueno es que esta vez no vino solo sino con Pierre (su primo) al cual no veia hace tantisimo y que es un personaje muy particular.
Y como todo lo bueno dura poco, se acabo y partimos con la mitad del team a la bella Florencia. El Gas pqrtio triste con la Silvi y nos dejo con todas las ganas de seguir el viaje con el, pauvre petit lapin!

13.6.06

Se acabó




Royal Air Maroc, domingo 11 de junio 2006
A 192 km aéreos de Madrid tengo un mar de sentimientos encontrados, la alegría de todos las experiencias vividas en suelo marroquí se mezclan con la tristeza del fin. De este mes me queda el sabor a cilantro, el olor a té a la menta y a cuero de babuchas, los atardeceres en el mar, el juego de naranjas a la mañana, el cariño de la gente cercana, las miradas penetrantes. Fueron tantas las imágenes y las vivencias que todavía cuesta asimilarlas. Lo más increíble de estos viajes es que uno baja sus barreras y se permite que la sensibilidad aflore para que cada momento sea intenso; y debe ser por eso que se generan lazos afectivos con determinadas personas que a uno lo parten al medio.

Aterrizamos empieza la segunda etapa.

En el tramo final



Casablanca, viernes 9 de junio de 2006
De nuevo en Casablanca; empieza la cuenta regresiva. Llegamos con el tiempo justo para bañarnos e ir a la reunión rotaria habitual. Cenamos con ellos en un restaurante re cheto, con comida carísima que no decía nada.

Salimos hacia Al Jadida al mediodía, nos dijeron que iba a gustarnos y así fue. Es una ciudad portuguesa, con una ciudadela preciosa con vista al mar. La recorrimos junto a un guía contratado por los rotarios. Tranquilos avanzábamos por las calles, sacamos fotos, escuchamos las explicaciones y finalmente nos fuimos a tomar un té a un bar de la playa. Fumamos chicha, tomamos la leche y nos fuimos a bañar para la cena; que estuvo buenisima, con baile y todo.

De marroquí… nada


Agadir, martes 6 de junio 2006
Agadir fue una ciudad portuguesa destruida en su totalidad por un terremoto en 1960 y que se reconstruyó de cero con un estilo mucho más occidental. Orientada sobre todo a los turistas, tiene un hotel al lado de otro, negocios y bares que hacen que uno se sienta más en Miami que en el Mahgreb. Lo más lindo de esta ciudad es la playa, arena fina, agua con buena temperatura, tranquilidad y un clima que se mantiene estable todo el año.

Almorzamos en el mercado con un par de españoles que conocimos en la visita rotaria a una escuela, la comida y la charla estuvieron agradables. Con la panza llena nos fuimos a broncear nuestros cuerpitos gentiles a la playa más cercana y aprovechamos para recuperar las energías; ya que luego de tanta corrida mi cuerpo necesitaba un merecido descanso. Después de la reunión rotaria prevista en un mega hotel cuatro mil estrellas, cenamos con el grupo de españoles en un restaurantito italiano y la pasamos de lujo.

Charlando con Leire (la profe española) nos enteramos que la homosexualidad, al menos en Agadir, es moneda corriente. Los hombres mantienen relaciones con otros hombres, pero si uno les pregunta ellos no se consideran gays, sino que consideran que dado el contexto no queda otra opción. También se prostituyen sobre todo con turistas porque les permite ganar el sueldo de un mes en un solo día. La prostitución no excluye a las mujeres que lo hacen no sólo por dinero sino que también por entrar en un hotel caro, por una cena paqueta, por los papeles o pensando que es una puerta de salida hacia la codiciada Europa.

La visión que da Agadir es absolutamente contradictoria. Ciudad islámica que alberga a mujeres tapadas que caminan junto a mujeres semidesnudas, hombres que se prostituyen para acceder a una vida menos dura, jóvenes que como muchos de nosotros piensan que la salvación está afuera.

A diferencia de la mayoría del grupo, Agadir a mi me pareció “ni”.

12.6.06

¿Querés desierto? ¡Tomá desierto!


El Gran Atlas, lunes 5 de junio 2006
Hoy ya me fue casi imposible levantarme y el solo hecho de pensar que teníamos todo un día de ruta por delante me potenciaba el agotamiento. El objetivo del día era llegar a Beni Mellal a las 6 de la tarde porque nos esperaba un club rotario. Para no hacer el mismo camino de montaña que exigía más concentración, tomamos otro más largo pero que en principio sería más fácil.

Hasta el momento llevamos recorridos 3.400 km que no representan la misma cantidad de horas sino muchísimas más porque las posibilidades de andar a 100 km por hora en esta parte del país son muy reducidas.

Debo confesar que mi idea de desierto implicaba dunas doradas y camellos, idea que comprobé no coincide necesariamente con la de los marroquíes. Como estábamos bastante insistentes con el tema de ver el Sahara, Houssin tomó la decisión de llevarnos hacia Ouarzazate. Sin embargo, al llegar a destino descubrimos que las dunas (“nuestra idea de Sahara”) quedaban como a cuatro horas más de ruta hacia el sur y que sólo se podía ir en 4x4. Por otro lado, como teníamos que llegar sí o sí a Beni Mellal que quedaba para el otro lado, no quedó otra más que guardar las ganas en el bolsillo y dejarlas para la próxima visita; porque además, a criterio marroquí, estábamos en el desierto!

Un desierto muy similar a la puna jujeña, vasto inabarcable, pero sin cactus. Avanzábamos por una ruta secundaria y de pronto sólo estábamos nosotros, la ruta, la inmensidad y una sensación de insignificancia humana absoluta. ¡Esto era el Sahara y no macana! Perdiendo la mirada en el infinito era fácil visualizar las caravanas de nómades atravesándolo, avanzando lentamente bajo el sol ardiente.

De pronto nos desviamos y pasamos al lado de un oasis; son tal cual uno se los imagina, un manchón verde exuberante en el medio de la nada. Terminamos en la Garganta de Todra, una formación rocosa espectacular con muros que se elevan unos 150 metros hacia el cielo. Nos bajamos, nos sentamos en el piso y nos hicimos unos sanguchitos de sardinas regaladas que comimos a las chapas porque estábamos atrasadísimos.

Volvimos a nuestro camino, al rojizo Sahara meridional. Yo iba fascinada con media cabeza fuera de la ventana, intentando abarcar todo lo que mis sentidos me permitieran. De pronto, se levantó una tormenta de arena, el horizonte se perdió en una cortina amarilla y al instante nosotros la estábamos atravesando.
Abandonamos el Gran Atlas para entrar en el Atlas Medio; empezaba a anochecer y el sol naranja le daba una luminosidad resplandeciente a los campos de trigo. El camino zigzagueaba por la montaña y nos obligaba a avanzar lentamente. Llegamos a Beni Mellal recién a las ocho y media de la noche totalmente exhaustos. En el hotel nos esperaban para cenar. Nos bañamos lo más rápido que pudimos y tuvimos nuestra cena rotaria de rigor, por suerte fue agradable y entusiasta.

La puerta del Sahara


Ouarzazate, domingo 4 de junio 2006
Hoy finalmente entramos al Marruecos del imaginario popular. Para llegar atravesamos el Gran Atlas por caminos serpenteantes, caseríos, rebaños de ovejas y un aire fresco que nos permitía volver a respirar después del calor atrapante de Marrakech. El paisaje de montaña me hacía sentir un poco en Yala, otro poco camino al Machu Pichu. Nos detuvimos a comer en un caserío que pendía del barranco. Tres cabritos colgaban de un gancho, el dueño del local descolgó uno y lo trozó con un hacha robusta para luego pesarlo y ponerlo en las brasas. Llovía a cántaros, se respiraba ese olor típico a tierra húmeda mezclado con el olor a humo que salía de la pequeña parrilla. La vida en estos lugares pasa como si el tiempo no contara, todo trascurre a una velocidad diferente a la acostumbrada por nosotros. Seguía lloviendo y las pocas personas que lo presenciaban lo hacían sin prisas. De pronto sonó el llamado a la oración, tan fuerte que seguramente se escuchaba a muchos kilómetros a la redonda; sin embargo nadie se inmutó. Quizás fuera la lluvia, quizás no. Seguimos avanzando, lentamente, parecía que nunca íbamos a terminar de subir.

Luego el panorama cambió de verde exuberante a rojo desértico. La vegetación desapareció y el aire se volvió más tibio. Andando con la vista se perdida en el infinito sólo se percibe un interminable lienzo rojo; pero al hacer foco se descubre un universo escondido, camuflado en la montaña. Grupos de casitas de adobe color punzó en las laderas se confunden se esconden de las miradas intrusas.

Ouarzazate es de esas ciudades del desierto que se ven en las películas. Es acá donde se filman todas las películas que suponen esta temática y donde están situados todos los estudios cinematográficos, ya que parece ser que la luz es ideal. Como llegamos tarde sólo pudimos dar una vueltita mientras oscurecía.

La carrera del desierto


Marrakech, sábado 3 de junio 2006
Para llegar a Marrakech cerca del mediodía nos levantamos recontra temprano y agarramos la ruta. El objetivo de una ciudad por día empezaba a cumplirse y sobre todo a sentirse. Mientras nos íbamos acercando aparecieron las palmeras y el paisaje se asemejaba al Marruecos de la tele. Por primera vez en el viaje sentimos calor, un calor sofocante y denso.

Atravesamos la plaza Bahr el Fna entre encantadores de serpientes, adivinas, mujeres cubiertas ofreciendo tatuajes en henna; la vista era sorprendente aunque seguramente no tan glamorosa como nos habían dicho que era al anochecer. El sol, demasiado fuerte, nos obligó a refugiarnos en el mercado. Al entrar sentí la misma sensación abrumadora de la medina de Fes. Los olores se condensan en la penumbra de los socos, los colores te atrapan, los vendedores te persiguen pero finalmente son menos tolerantes que los de otros mercados y se enojan si preguntas precios y no compras. El tema de la negociación es algo que a tres semanas de estancia acá todavía no manejo y estoy convencida de que las pocas cosas que compré las pagué mucho más caras de lo que correspondía. Almorzamos en el primer piso de un sucuchito que si te ponías a mirar en detalle no entrabas.

En Marrakech iba a ser la única ciudad en la que íbamos a parar en casa de familia, dos varones en una casa, dos mujeres en otra y una mujer en una tercera familia. Como en el sorteo saqué el papelito que decía “solo como un perro” tuve que irme solita pobre mi alma con un buen señor rotario que vino a buscarme. A esta altura del viaje, la sonrisa dibujada y la diplomacia empiezan a exigirme una cuota de energía sobrehumana y lamentablemente no queda otra.

Tras una ducha que me sacó del sopor de la siesta salí con mi familia a dar una vuelta. Marrakech es toda roja pero a mi criterio, sin más atractivos visuales que otras ciudades ya visitadas. Recorrimos los palmares, el sol empezaba a descender, a los lados del camino grupos de tres o cuatro camellos esperaban sin inmutarse la llegada de algún turista que quisiera subirse para la foto; yo obviamente estaba en ese grupo. Nos detuvimos en un complejo con el fin de que yo cumpliera mi objetivo. Subirse a un camello y que el bendito bicho se pare es una experiencia harto bizarra porque tiene una lógica particular. Estando vos arriba, para pararse primero se va para adelante, luego para atrás y después recién se estabiliza; así que mejor agarrase bien. Como estás a una buena altura y el camélido tiene un andar amortiguado, el paseo es agradable. De todas maneras, mi super travesía en dromedario (porque en realidad en África no hay camellos) se pareció bastante a una de esas que hacen en pony los chicos de 4 años y a los cinco minutos ya estaba nuevamente pisando tierra.
A la noche estábamos invitados a la casa de un rotario que hacía una cena en nuestro honor. Llegar a esa casa y ver tanta opulencia ya empieza a relajarme. Comimos al borde de la pileta, con mozos que atendían las tres mesas lujosamente dispuestas mientras un trío tocaba música oriental del fondo. Yo tenía tanto cansancio que no lograba charlar más con nadie, sobre todo porque los temas son siempre exactamente los mismos. Cenamos comida marroquí (muero por unos ravioles!!!) y después bailamos como es costumbre entre esta gente.

La única estancia que tuve en casa de familia me resultó un poco incómoda aunque seguramente por haber sido tan corta no pude llegar a percibir realmente la dinámica de su vida cotidiana.

La ciudad sede del movimiento hippie



Essaouira, viernes 3 de junio 2006
Essaouira me pareció hermosa, playa enorme y de arena fina, una medina amurallada, relajada, con más europeos caminando por la calle que en la misma Europa, pero que le dan a la ciudad una aire más turístico.

Almorzamos en el puerto con los rotarios del lugar y nos fuimos a acomodar al hotel. Ubicado dentro de un callejón semioscuro de la medina al que sólo se logra acceder a pie, el hotelito nos pareció una preciosura. Salimos a pasear. Cada lugar tiene su encanto, cada medina te atrapa y te hipnotiza, cada vendedor te invita a pasar dispuesto a venderte algo a toda costa. Ni los ojos ni el dinero te alcanzan para abarcar todo; es fascinante entrar y ver, charlar, negociar y partir de nuevo. Mientras caminaba por entre los socos me sentí inclinada hacia uno que vendía “chichas” (Narguiles), me acerqué empecé a preguntar precios y terminé fumando con el dueño un tabaco saborizado espectacular, de esos que no probaba desde Canadá y me fui después de un par de pitadas con las manos vacías muy a pesar del vendedor.

Con el atardecer partimos a la playa, metimos los piecitos en el atlántico, caminamos y yo me dejé llevar por la sensación que me producía ese instante en que el sol baja rápidamente, las olas se rompen y te empujan un poquito y el viento salado te roza, despacito, para que todo se mantenga en perfecta armonía.

Día de feria


Tres horas de ruta muy mala pero con una hermosa vista del mar nos llevó rumbo a Essaouira. Viajé como fascinada viendo campesinos trabajando, burros de carga, pueblitos, pozos y más pozos. Una hora antes de llegar a destino nos detuvimos en un pueblo atrapados por la hipnotizante turbulencia de un “souk”. Al “souk” vienen una vez por semana los campesinos de toda la región para vender sus productos; por lo cual uno se encuentra con un aglomerado de tiendas y gente, mucha gente, sobre todo hombres. Siempre que los veo sentados en ronda me pregunto de qué hablaran, es como que los encierra un halo de magia y se me ocurren tantas ideas de charlas a las que no creo que pueda acceder…

El descenso


Safi, jueves 2 de junio 2006

Partimos muy temprano hacia la capital de la sardina: Safi, junto a Houssin que se sumaba a nuestra travesía al sur.


Almorzamos en casa de un rotario. Nos recibieron muy amablemente y no es casual que uno se sienta más a gusto entre gente de las ciudades más chicas. Nos sacamos los zapatos, nos sentamos en el salón marroquí y de pronto entraron dos personas con un gran plato de plata con una tapa en punta; era el cous-cous. La cocina marroquí se presenta generalmente en un gran plato y todo el mundo come directamente de ahí o se sirve en el suyo. En principio el cous-cous se come con la mano, el procedimiento sería el siguiente: se toma una porción de la fuente que entre en la palma y se lo empieza a amasar con movimientos circulares hasta formar una bola; luego se la come. El tema se pone áspero cuando alguno de los anfitriones te ofrece una bola hecha por él (sin palabras), no queda otra más que tratar de dejar la mente en blanco, comerlo y devolver la cortesía con una sonrisa; no hay manera de decir “no gracias”.


Algo que me llama la atención de las casas de los marroquíes es el tamaño. La mayoría son excesivamente grandes y mucho más preparadas para recibir gente que para ser unidades funcionales. Esta por ejemplo, tenía tres salones marroquíes rodeados de sillones, dos cocinas, habitaciones enormes, numerosos baños, otro salón marroquí para ver tele, más habitaciones y un espacio dedicado al jardín es casi nulo. El tema es que si bien esta era la casa de una familia adinerada, aquellas de menos recursos siguen manteniendo al menos un salón marroquí y otro occidental.


Con toda la fiaca de la siesta entramos en una fábrica de sardinas, propiedad de un rotario (obvio); y salimos con un combo de olor a pescado y caja conteniendo 25 latas de sardinas para cada uno. Safi en los ’60 fue el 1º exportador mundial de sardinas. Las latas en nuestra propiedad serían a futuro utilizadas como forma de pago a cuidadores de autos, guías y cualquier otro tipo de servicio que no estuviera registrado de forma legal.

Como Safi también es conocida por la cerámica, nos fuimos a ver una fábrica. Me pareció de menos calidad que la de Fes así que no compré nada. Con la tarde encima nos fuimos a conocer un castillo portugués, ahora museo; con una vista encantadora de la ciudad y de la costa, entre cañones y muros que te transportan a la edad media. Salimos con el tiempo justo para bañarnos y volver a salir, ahora a cenar en un restaurantito muy pintoresco. A esta altura de la noche mi cuerpo ya pedía un recreo y tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para mantenerme despierta en la presentación rotaria. La cena y la charla animada me devolvieron un poco de energías. Afortunadamente partimos temprano hacia el hotel (lindo, lindo) que finalmente no pudimos aprovechar.

Tiempo Perdido

Casablanca, miércoles 1 de junio 2006
Volvimos a Casablanca para luego partir hacia el sur. Los dos días que pasamos en esta ciudad no fueron muy productivos aunque sirvieron para bajar un poco los decibeles. El jueves fuimos invitados a almorzar a la casa de la playa de un rotario en un mega complejo tipo country. Aprovechamos para bañarnos en la pile y descansar. Fuera de eso nada interesante.

9.6.06

Blanco que resplandece


Asilah, lunes 29 de mayo de 2006
Nos levantamos tarde (nos hacia mucha falta) almorzamos en el hotel y nos fuimos a conocer Asila, un pueblito costero a unos 100 km de Tanger. Al principio yo no le tenia tanta fe pero al final terminó sorprendiendome. Es un pueblito amurallado de casas blancas que resplandecen bajo el sol, prolijo, limpio y además, sede de de un encuentro anual de artistas que cada año renuevan los murales urbanos. Me senti más que a gusto y me dieron unas ganas enormes de quedarme por mucho mas tiempo ahi. Lo recorrimos tranquilos, entrando en cada negocito, descubriendo los murales de colores vivos, atravezando el fuerte portugués que tenia una vista maravillosa; terminamos el recorrido en la playa, una de las mas lindas que vimos hasta el momento. Nos mojamos un poquito los pies, sacamos un par de fotos en el atardecer y nos fuimos a tomar una cervecita en el unico bar del pueblo en que la venden. Para esta hora, todo Asilah estaba en la calle, caminando, sentados en los bares tomando té, charlando... este es un fenomeno que me parece fascinante.

De boliche en boliche


Domingo 28 de mayo de 2006
Nuestra estancia en Tanger fue la mas agradable y relajada de todas y donde me senti mas comoda; quizás sea porque fuimos un poco mas libres, o porque el tamjazz daba otro entorno o porque nuestra habitación era enorme, quizas por todo eso.
Cuestión que comenzó la conferencia de rotary y nosotros fuimos solo lo estrictamente necesario, el resto del tiempo lo dedicamos a almorzar en casa de aristrócratas refinados, a tomar el té en casa de otros y a salir de joda. El virenes a la noche tuvimos la cena ofrecida por el rey con bailongo y todo; y de ahi nos fuimos a un hotel a ver el tamjazz. El sábado tuvimos la cena de gala de rotary y de ahi nos fuimos al tamjazz y de ahi a un boliche. Los boliches evidentemente son iguales en cualquier lugar del mundo.

4.6.06

Este es un dia patrio


Tanger, jueves 25 de mayo de 2006
Hoy la fortuna estuvo de nuestro lado. Temprano a la manana nos sumamos a una visita guiada gratuita por la casbah a cargo de un hostoriador y enamorado de la ciudad. Como es el area administrativa de la medina, la visita fue mucho mas relajada sin vendedores asediantes y gente apurada. La casbah tangerina, como San Blas de Cuzco, es uno de esos lugarcitos en que te dan ganas de acomodarte en un rincon para ver pasar la vida. Meterse en ese laberinto blanco que no asusta sino que por el contrario invita a perderse, es una experiencia muy placentera que deberia poder repetirse al menos una vez mas en la vida.

Mientras recorriamos callecitas serpenteantes, de pronto me senti atraida por el sonido de un violin que se escapaba de una puerta abierta. No puede evitar acercarme, despacito, para mirar al interior. Descubri un saloncito en penunbras, con sillones marroquies a ambos lados y un hermoso senor de barba blanca violin en mano. La musica habia cesado, pero en cuanto vio asomarse mi cabeza me sonrio y se dispuso a tocar nuevamente. Como hipnotizada por la musica andaluza que salia de sus cuerdas entre y le saque todas las fotos que me fueron posibles. Cuando termino estabamos con silvi sentadas contemplandolo, el hizo una sena al otro musico que lo acompanaba y comenzo la percusion. estuvimos difrutando este show intimo durante tres canciones y salimos corriendo a buscar al resto del grupo que se habia perdido la funcion.


Como tuvimos la suerte enorme de llegar a Tanger durante el Tamjazz (festival de jazz mas importante del norte de Africa), el recorrido termino en la terraza de un hotel sede del festival. Como buenos argentinos, vimos vino gratis y entramos, y nos quedamos, largo rato, porque habia mucho vino rico marroqui que habia que degustar (una cuestion meramente cultural y no con intenciones jolgoricas, obvio). Y como aca las cosas son opulentas o no se hacen, tambien tuvimos ocasion de degustar gran variedad de pates al ritmo de una banda latina que tocaba Buena Vista. Con la bebida espirituosa en mano y con el sol en el cenit nos pusimos a bailar como locos hasta que los pies nos dijeron basta.

A la noche teniamos la cena de bienvenida de la convencion de rotary asi que todos prolijitos partimos hacia el hotel donde se hacia. El entorno era fascinante, una carpa enorme al estilo arabe, alfombras en los pisos, una banda de musicos que te recibia haciendo redoblar tambores y platillos para anunciar tu llegada, mesas lijosamente preparadas... todo muy chic como era de esperar. La cena estuvo acompanada de odalistas, bailarines orientales, magia, musicos, intercambio de tarjetas y el inolvidable show que nos dio Gaston vestido de odalisca... le salia bien al guacho, jejeje.