24.6.10

Tea revives you



Entretanto,
bebamos una taza de té;
la luz de la tarde ilumina los bambúes,
las fuentes cantan deliciosamente,
el suspiro de los pinos murmura en nuestra tetera.
Soñemos lo efímero
y entreguémonos errantes a la bella locura de las cosas.

Okakura Kakuzo (1862 – 1913), autor de El libro del té
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22.6.10

Se fue



"Un libro es casi un objeto. Porque si es verdad que es algo voluminoso, que se puede tocar, abrir, cerrar, colocar en un estante, mirar e incluso oler (¿quién no ha aspirado alguna vez el aroma de la tinta y el papel ya fundidos en una página?) también es verdad que un libro es más que eso, porque dentro lleva, nada más y nada menos, la persona que es el autor. De ahí que sea necesario tener mucho cuidado con los libros, enfrentarse a ellos dispuestos a dialogar, a entender y a tratar de contarles lo que nosotros mismos somos. Los buenos libros, que es de lo que aquí se trata, están hechos con la honestidad y el trabajo de autor, luego hay que tratarlos también con honestidad y sin regatear esfuerzos".

José Saramago
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29.3.10

Dime qué te gusta leer y te diré cómo eres

Por Juana Libedinsky

MADRID.- Cada Año Nuevo, esta redactora toma una serie de resoluciones (escribir un libro; pagar la cuota de ingreso en un gimnasio y no sólo usarlo para tomar, en jogging, licuados multicalóricos en su bar; retomar las clases de francés abandonadas en 1988). En general, para marzo ya es evidente que estas grandes metas no se cumplirán, por lo que son reemplazadas por otras más factibles. Por ejemplo (y ésta es la de 2010) leer algún libro conocido por ser valioso pero que se anticipe que se va a detestar.

La idea no es original. Hay en Internet varios blogs culturales de quienes han hecho este experimento (incluso con variantes como releer un libro que se odió en la secundaria para ver el efecto cuando no se lo lee por obligación). Lo que los motiva es el mantra de que la lectura abre la cabeza y expande la sensibilidad, y que si uno se queda en el nicho literario en el que se siente cómodo, esto podría ser más difícil de lograr.

Para luego no olvidarse de los gustos y disgustos, también se recomienda llevar una lista con todo lo que se lea con breves comentarios. Esto resulta un ejercicio de autoconocimiento. Aún las listas incompletas pueden ser más reveladoras sobre nuestra personalidad que cualquier diario íntimo. Como dice Laura Miller, la editora de la guía de autores contemporáneos de Penguin, lo que nos decimos a nosotros mismos sobre nosotros mismos a menudo no es muy honesto. Lo que nos interesa o nos aburre es lo que somos en realidad.

Noticias de Cultura: La Nacion
Domingo 28 de marzo de 2010 | Publicado en edición impresa