15.7.11

ROMANCE DE CATALINA ZAMBRANO


Un martes era por cierto
cuando aquel hermoso sol
de Catalina Zambrano,
mujer de un Gobernador,
saliendo un día a pasearse
con damas de gran primor,
se enamoró de un mancebo
por su sonorosa voz.
Escríbele mil billetes
y prendas de gran valor,
y el mancebo se curaba
de tener con ella amor
por ser mujer de quien era
y prenda de tal señor.
Mas como el amor es niño
todo fuego y todo ardor,
buscaron por donde hablarse,
que amor busca ocasión;
gozáronse muchos años
sin recelo ni temor
y el Gobernador, celoso,
de todo fue sabedor.
Saliendo un día a pasearse
con hábitos de varón,
fuéle siguiendo los pasos,
con el mancebo encontró,
dióle nueve puñaladas
y a sus pies lo arrodilló.
Va en busca de la mujer
y allá dentro la alcanzó
y arrancando el espadín,
ambas piernas le cortó.
-Ay, don Francisco de mi alma,
por lo mucho que te quise
y nos quisimos los dos,
en este trance te pido
que me otorgues confesión!
El Gobernador, piadoso,
manda traer confesor.

Según Andrés Fidalgo, Ricardo Rojas al ordenar el Archivo Capitular de Jujuy localizó el siguiente romance escrito al dorso de un legajo de 1640.  Lo transcribe en su libro "Panorama de la Literatura Jujeña" y en grafía actualizada para su mejor conprensión. Para Fidalgo es de gran valor por tratarse del primer romance jujeño, dentro de la producción anónima.